Me preguntan a menudo en qué tareas o actividades la opción de activar mecanismos de inteligencia colectiva funciona mejor. Siempre digo que depende de cómo se diseñen esos espacios, y de otros factores, pero creo que estoy en condiciones de identificar 7 tipos de problemas o desafíos en los que los proyectos abiertos y participativos parecen dar buenos resultados:
- Creatividad: La inteligencia colectiva es bastante eficaz en la generación de ideas. Mientras más gente está pensando, más probable es que se descubran soluciones creativas.
- Sesgos de evaluación: Actividades que son muy susceptibles a sesgos de selección y evaluación, por su relatividad o por intereses espurios. La Inteligencia Colectiva funciona bien en tareas de interpretación de datos que admiten muchas lecturas diferentes. Abrir el juicio a perspectivas dispares puede ayudar a atenuar el “sesgo de experto”, y a conseguir así una lectura más completa e imparcial.
- Vigilancia distribuida: Actividades en las que el coste de los fallos es elevado. Los posibles errores se detectan mejor si hay más gente revisando (Recuerda la Ley de Linus formulada por Eric Raymond: “Given enough eyeballs, all bugs are shallow”).
- Predicción: Tareas que consisten en predecir el futuro o estimar la probabilidad de acontecimientos, porque en principio los grandes números ayudan a anular cierto tipo de sesgos. Por ejemplo, responder a preguntas como estas: ¿qué producto va a tener más éxito? ¿qué tecnología es la más conveniente? Aquí me gustaría matizar que la predicción basada en la Inteligencia Colectiva funciona mejor como complemento, o en combinación, con la realizada por expertos. Otra opción es que el grupo de evaluadores esté formado por un número significativo de “expertos”, o sea, de personas que entiendan bien el problema.
- Pasión: Actividades donde el entusiasmo y la implicación marcan la diferencia. Desde luego que contar con gente comprometida, pro-am entusiasmados que participan sólo porque les motiva el reto, puede significar un plus de calidad difícil de medir.
- Sentido de comunidad: Proyectos donde hay “potencial de socialización” y la gente desea disfrutar de experiencias comunes. Aquí intervienen las emociones y la búsqueda de un sentido de pertenencia. Si el proyecto se mueve por territorios que despiertan “instintos socializantes” (compartir, charlar, mostrar, discutir, enseñar, intercambiar, etc.), puede ser un buen candidato para activar lógicas de Inteligencia Colectiva.
- Multidisciplinariedad: Problemas complejos que necesitan inputs de conocimientos diversos. Mientras más multidisciplinar sea el problema, más aporta la inteligencia colectiva porque la gente se autoselecciona y así no dejamos fuera ningún punto de vista que pueda añadir valor al análisis.
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Amalio, me parece fantástica la pregunta sobre en qué tareas o actividades la opción de activar mecanismos de inteligencia colectiva funciona mejor, y coincido completamente contigo en cuanto a los siete tipos de retos en los que da buen resultado.
Me quedo pensando en qué escenarios la inteligencia colectiva no funcionaría. Un ejemplo sería el de las estructuras dictatoriales, en las que hay intereses en que las cosas se hagan de una determinada manera, aunque pueda haber otras. Otros ejemplos podrían ser el trabajo industrial, en el que hay solo que ejecutar pero no es necesario pensar, o las situaciones en las que las cosas son evidentes y no requieren ser pensadas. En todos estos casos, la inteligencia colectiva está de más.
Me cuesta pensar en situaciones, relacionadas con el trabajo del conocimiento, en las que la inteligencia colectiva no sea una buena opción. Otro tema es “cómo” conseguimos que la inteligencia colectiva sea también eficaz en esas otras situaciones y para ello podríamos hacer uso de la inteligencia colectiva.
Un abrazo!
Hola, Paz:
Gracias por pasarte. Eres mi primera “comentarista”, cosa que te agradezco mucho. Me haces una buena pregunta, pero a ver si la he comprendido. Yo creo que la IC no es una buena respuesta en situaciones en las que es más fácil, y más efectivo, que la solución (o la reflexión) se haga a escala individual. Si no se da una situación de interdependencia entre los individuos del grupo (por la naturaleza del problema), y no se producen sinergias (o “efectos de red”) al actuar/pensar juntos, entonces es posible que sea más efectivo que el desafío se aborde de forma individual.
Un abrazo!!!