El concepto más citado de “Inteligencia Colectiva” es el del MIT Center of Collective Intelligence (CCI): “Groups of individuals acting collectively in ways that seem intelligent” (grupos de individuos que actúan colectivamente de un modo que parecen inteligentes). Ya dije que me parece una definición endeble por ser demasiado vaga y tener un limitado valor operativo.
La intención del CCI de crear un framework flexible es noble por inclusiva, sobre todo teniendo en cuenta que efectivamente se trata de un área de estudio emergente y que se pretende con ello incidir en su naturaleza inter-disciplinar. Pero aún así, pienso que intentar encajar todas las definiciones posibles en una políticamente correcta nos lleva a una definición descafeinada, cuya principal debilidad es que no es útil para discernir.
Un buen concepto no es aquel que trata de integrar o adaptarse a todas las perspectivas existentes, sino el que ayuda a comprender los límites de la identidad de algo, es decir, qué dejamos dentro y qué dejamos fuera de lo que se pretende definir. De hecho, a menudo el test más eficaz para poner a prueba la utilidad de un concepto es ver cuánto ayuda a dejar cosas fuera, o sea, a discernir.
En mi post anterior propuse una definición alternativa de “inteligencia colectiva” con la que me siento más cómodo: “Capacidad de un grupo de individuos para optimizar colaborativamente las decisiones que le afectan como colectivo”, pero dije que seguiría afinando el concepto hasta encontrar uno que me convenciera del todo.
En esas estamos, así que después de testar mi definición anterior en nuevas situaciones, me di cuenta que le falta algo, y que también es posible que sea demasiado restrictiva en algún aspecto.
En cuanto a lo primero, constato que una propiedad distintiva de la Inteligencia Colectiva es la “emergencia”, o sea, tiene que darse un efecto de “agregación” de la información para que emerja un resultado o comportamiento “colectivo” que sea nuevo, distinto a la mera suma de las opiniones individuales. En resumen, lo que llamamos “inteligencia colectiva” es esencialmente un proceso de “agregación” (incluso de síntesis, para ser más exacto) que hace que el resultado sea el “punto de vista de grupo” y no una colección dispersa de perspectivas personales.
Un grupo que funcione realmente como grupo, o sea, que active mecanismos de agregación para combinar las aportaciones individuales y las traduzca en una decisión común, está manifestando una determinada “inteligencia colectiva”; que puede ser mayor o menor según la calidad de esas interacciones y la eficacia/eficiencia de sus mecanismos de agregación. Por el contrario, si el grupo se expresa ante un problema como una colección dispersa de puntos de vista, sin coherencia y unicidad en su capacidad de decidir, hablamos de otra cosa.
Me parece tan importante la propiedad de emergencia, o sea, la generación de algo nuevo a escala de grupo, que voy a corregir mi definición anterior para proponer esta otra:
Inteligencia Colectiva:
“Capacidad de un grupo de individuos para optimizar colaborativamente las decisiones que le afectan mediante mecanismos de agregación que generan un comportamiento colectivo distinto a la mera suma de las partes”.
La segunda cuestión, que tiene que ver con que si sobra algo en esa definición, me obliga a preguntarme si el adverbio “colaborativamente” puede ser demasiado restrictivo. Por lo visto se trata de un dilema que genera bastante discrepancia, y que se ha saldado a golpe de pragmatismo, o sea, entendiendo la IC de la forma más inclusiva posible para que en ella quepan todas las visiones.
La pregunta que intento responder es esta: ¿Se puede mejorar o amplificar la IC mediante procesos en los que los participantes no son conscientes de estar interactuando entre sí? O dicho más rápido: ¿Puede entenderse la Inteligencia Colectiva sin colaboración?
Me consta que el dilema es complejo, que tiene muchas aristas, así que lo dejo para el siguiente post 🙂
Nota-1: La imagen del post es del album de Gla* en Flickr.
Nota-2: Lee este post en ingles (Read this post in English)
Muy interesante lo que comentas, Amalio, pero me surge una duda cuando hablas de “una decisión común”. Me gustaría entender qué significa ahí “común”. Me explico. Entiendo y comparto que el grupo tenga que tomar una decisión “de grupo” pero lo de “común” se puede malentender como “de consenso” y entonces la hemos liado buena porque será común pero probablemente poco inteligente. Por el contrario, “de grupo” incluye opciones como “por consentimiento” o “por consentimiento integrativo”, que abre muchas más opciones, sobre todo inteligentes. Pena que no tenga tiempo para seguirte todo lo de cerca que me gustaría, porque este tema mola rato… 🙂
Un abrazo fuerte, maestro.
Hola, Jose Miguel:
Compartimos inquietudes. No es extraño, porque es un tema muy molon.
A ver, en relación con tu pregunta. Cuando digo “común” me refiero a situaciones en las que el grupo tiene que “escoger UNA opción”, que es un escenario bastante habitual cuando hay que tomar decisiones que afectan a un grupo. Por ponerte un ejemplo sencillo en plan #redca. Supongamos que tenemos que elegir entre un modelo de evento tipo #fororedca y uno en formato más pequeño tipo taller de proyectos. Pero además, una vez que se ha decidido el formato general, tenemos que tomar decisiones sobre atributos clave de funcionamiento del evento. Pos’eso, ahí el grupo tiene que tomar una decisión que es “común” (Wikipedia: “común: lo que pertenece a todos los miembros de una comunidad”), porque los compromete como grupo y refleja su punto de vista “negociado. Ya ni te digo cuando un “grupo” (o una red “productiva” de profesionales) tiene que “escoger opciones” a la hora de diseñar un servicio o producto dentro de unos plazos y de unas exigencias de un cliente. En estos casos, sólo cabe una decisión, sólo una, y esa es “de grupo”, y por lo tanto, es un “common outcome” que debe ser aceptado por el grupo.
Pues bien, la capacidad del grupo para tomar buenas decisiones va a determinar su grado de inteligencia colectiva. El elemento de agregación es clave, vital, porque lo que decida el grupo va a ser algo que tiene que ser distinto a las opiniones individuales de sus miembros. Creo que es obvio. Si lo que sale de ahí es una mera suma de las opiniones individuales (por el rollo ese de “oye, hay que respetar las individualidades y marcas personales por encima del grupo”) entonces, con perdon, no hay inteligencia colectiva, porque la propiedad de emergencia (que nazca algo nuevo como grupo) no se cumple.
El método que se siga para agregar, José Miguel, es otra cosa. No entro ahí… por ahora. Estoy en estos momentos estudiando sobre “mecanismos de agregación”, y es un tema muy complicado. En algunos casos estoy convencido que el “consenso” es el mejor método. En otros puede ser el “voto” (directo, ponderado o implicito). Lo que sí tengo claro es: ¡¡no existe un método óptimo para todas las situaciones!! Depende mucho del diseño del grupo y de la naturaleza del problema o desafío. No hay recetas universales, ni rotundas. Estoy investigando en eso, para ver si consigo simplificar un poco tanta complejidad.
No estoy de acuerdo, como ya sabes, que el método del “consenso” sea por definición “poco inteligente”. Depende, todo depende (como la canción del Jarabe de Palo).
Si tienes un articulo o apuntes sobre el “consentimiento integrativo”, me va a interesar mucho leerlo.
Me hace mucha ilusión verte comentando en este blog…
Un abrazo…
Paz está trabajando en el tema del consentimiento integrativo. Aunque en este post no entra en detalles, te puede servir para ubicarlo: http://www.coachingparajovenes.com/el-reto-de-decidir-en-redes-productivas
Un abrazo!
Hola Amalio
Interesantes reflexiones para nosotros como grupo que constantemente está decidiendo asuntos de manera colectiva, quizá no siempre colaborativa.
De tu definición in progress, me gusta todo, de momento, pero me quedan ganas de tener más información sobre lo que es el corazón del pensamiento colectivo: los “mecanismos de agregación”.
Por otro lado, me surge la duda, por llamarla de alguna manera, de qué elementos desbaratan la inteligencia colectiva, como los roles verticales, los desequilibrios funcionales, los protagonismos de algunas neuronas, las debilidades o neutralizaciones de algunas sinapsis, en fin, todo lo que se deriva de pensar en este modelo desde una realidad con todos los componentes de la antropología bullendo para arruinar cualquier intento de definición y dificultarnos generar un modelo, emocionalmente potente también, de trabajo colectivo.
Un abrazo