Ya escribí un post en este blog sobre “Retos ideales para resolver por Inteligencia Colectiva” pero ha llovido mucho desde entonces, y hemos aprendido cosas nuevas que sirven para responder mejor a esa pregunta. Como este es un espacio pensado para compartir los avances de la investigación a los que voy llegando en el proceso de redacción de mi libro, en esta entrada propondré una forma de tipificar aquellos problemas o retos en los que un abordaje colectivo suele tener más probabilidades de éxito. Aquí listo 11 atributos de un desafío o tarea que dan pistas a pensar que se presta para usar enfoques de Inteligencia Colectiva. A más atributos de estos estén presentes en el problema, más probabilidades hay de que el enfoque colectivo sea una buena opción:
1.- Recogida costosa de datos por su fuerte dispersión geográfica: Situaciones en las que colectar y agregar muchos datos mejora significativamente el análisis pero esos datos están tan dispersos que resulta costoso e inviable que la recogida sea asumida por unos pocos agentes.
2.- Gran diversidad de perspectivas en la interpretación del desafío: Cuando la interpretación de un problema admite lecturas muy diferentes, según quién la haga con arreglo a sus intereses, roles y vivencias respecto del problema, parece conveniente crear un espacio para que esa diversidad de perspectivas se encuentre. Ya lo explicaremos mejor más adelante pero está claro que si la diversidad es un atributo que influye mucho en la calidad del resultado, la IC juega a favor.
3.- Naturaleza multidisciplinar: Situaciones que pueden encajar también en el punto anterior, pero en este caso se refiere a la diversidad cognitiva (no de roles, ni intereses, sino de paradigmas) que requiere la solución de un problema complejo en términos de inputs de conocimientos técnicos diversos. Como ya veremos, mientras más multidisciplinar es el problema, más aporta la IC porque los participantes se autoseleccionan y así no se deja fuera ningún punto de vista que pueda añadir valor al análisis.
4.- Comisión de errores, negligencias o infracciones que perjudican colectivamente: Cuando un sistema o ámbito colectivo es susceptible de fallos, excesos o abusos que afectan al resultado grupal. A más negativo sea el impacto colectivo de esos fallos y más cueste detectarlos por una unidad de control, más se justifica crear mecanismos de vigilancia distribuidos y colectivos que ayuden a generar transparencia. Si hay más gente observando, es más fácil detectar posibles errores antes de que produzcan daños mayores.
5.- Posibilidad de subdividir el desafío en muchas micro-tareas: Si el desafío se puede descomponer en un número elevado de “micro-tareas” realizables en poco tiempo y un bajo esfuerzo, entonces se puede abordar por muchas personas de forma paralela, lo que contribuirá a una mejora notable de la productividad global.
6- Incertidumbre sobre los conocimientos y recursos necesarios: La solución del desafío o tarea demanda unos recursos, y un talento, que ni siquiera se conocen. Hay incertidumbre en relación con el tipo de recursos y conocimientos que se necesitan, y tampoco se sabe dónde encontrarlos. En un escenario tan incierto, no es posible definir una estrategia de búsqueda y, por lo tanto, lo mejor es invitar al colectivo a que se auto-seleccione y ayude a identificar las piezas necesarias que conducen a la solución.
7.- Actividades donde la pasión y el entusiasmo de los participantes es determinante: Aquellas tareas en las que la implicación y el entusiasmo de los usuarios-beneficiarios marcan significativamente la diferencia en el resultado. Cuando es así, empoderar y ceder control al colectivo contribuye a dar un plus de calidad difícil de estimar, y facilita que los proyectos alcancen la masa crítica de participantes activos que necesitan para ser viables (a más exigente sea ese umbral, más conviene fomentar lógicas participativas).
8.- Fuertes inter-dependencias en el uso de recursos compartidos: Situaciones en las que hay dilemas y costes de oportunidad en el uso de los recursos escasos de carácter público o colectivo. En estos casos, se dan inter-dependencias entre los usuarios de esos recursos que exigen ser negociadas colectivamente. En este escenario, la solución colectiva se convierte de hecho en la única que aporta legitimidad a la solución.
9.- Desafíos muy sensibles a sesgos de evaluación: Problemas susceptibles de análisis parciales o incompletos, bien por razones objetivas o por intereses implicados. Adoptar modelos más abiertos y participativos, que corrijan los sesgos individuales a través de un aumento del número de participantes y sobre todo, de su diversidad/varianza, puede ayudar (por ejemplo) a reducir el “sesgo de experto” y a conseguir un juicio más imparcial del problema. Un ejemplo concreto son las iniciativas para predecir el futuro y estimar probabilidades de acontecimientos porque los grandes números ayudan a anular sesgos.
10.- Actividades con un potencial de socialización aún desaprovechado: Ámbitos donde existe un sentido potencial de comunidad, o donde hay cosas para compartir porque la gente desea generar experiencias comunes. Aquí intervienen mucho las emociones y el sentido de pertenencia. Si el proyecto se mueve por territorios (productos, procesos, objetivos) que despiertan instintos socializantes (compartir, charlar, mostrar, discutir, enseñar, intercambiar, etc.), es un buen candidato para adoptar lógicas de IC.
11.- Asimetrías de poder por un acceso ventajoso a la información: Situaciones en las que hace falta corregir los excesos de poder de agentes que se aprovechan de las asimetrías de información. Cuando estos agentes disfrutan, gracias a sus recursos, autoridad u otras ventajas, de un acceso privilegiado (y excluyente) a datos relevantes que afectan el interés colectivo, una forma de contrarrestar ese desbalance es activar mecanismos colectivos de recogida y procesamiento de datos que incrementen el número de ojeadores/antenas y diversifiquen las estrategias de acceso a esa información para que esta sea libre y se acceda a ella en igualdad de oportunidades. Un caso particular de esto son las acciones colectivas para generar datos libres en contraposición a los propietarios en manos privadas, para que cualquiera pueda utilizarlos y compartirlos con independencia de su poder adquisitivo o jerarquía en la escala social.
Nota: La imagen del post pertenece al album de Julio Cesar Mesa en Flickr
Amalio,
Me ha encantado el post y espero impaciente tu libro.
Tu investigación nos hace más inteligentes colectivamente 🙂
Ahora la tecnología nos ofrece la posibilidad de poder utilizar la inteligencia colectiva para resolver problemas y para alcanzar nuevos retos. Estamos frente a una gran oportunidad, frente a un bien valioso e inagotable, y precisamente por eso creo que es bueno pararnos a reflexionar sobre el para qué, el cómo y, el para quién, de la inteligencia colectiva.
Un abrazo!
¡¡Qué bueno, Paz, verte por aqui!! Te agradezco el comentario. A ver si el libro cumple expectativas, sobre todo las mias 🙂 Me está costando avanzar, pero voy con paso firme, y aprendiendo (disfrutando) mucho.
Sip, la IC es una oportunidad para mejorar socialmente. Es lo que más me motiva a escribir sobre esto. Un abrazo!!!
Hola, intetesantes planteamientos, que construyen comunidades sensibles a la interacción colaborativa y comunicación acertiva.
Saludos