Vuelvo a la carga con mi reflexión sobre las “arquitecturas participativas” para innovar. Las preguntas que me vengo haciendo son estas: ¿Qué explica que algunos proyectos participativos funcionen mejor que otros? ¿Hay patrones en ese comportamiento colectivo que nos sirvan para diseñar mejor las iniciativas participativas?
Después de varias experiencias (buenas y malas), he aprendido que la mano invisible de la participación es un filtro eficaz para innovar solo si se concibe dentro de una arquitectura inteligente de interacciones.
Pensando más en ello, creo que hay 4 pilares que tienen un impacto decisivo en el éxito o fracaso de esa “arquitectura”: 1) Capacidad de convocatoria, 2) Capacidad de estructura, 3) Capacidad de filtrado, 4) Capacidad de síntesis.
Las explico mejor a continuación:
1. CONVOCATORIA
La calidad es hija de la cantidad, así que una iniciativa 2.0 necesita contar con altos índices de participación para que produzca buenos resultados. A más gente en la base de la pirámide, mejores ideas llegan arriba.
La clave está en el poder de convocatoria, en cómo conseguir (entre tantas opciones que existen) que los potenciales participantes te presten atención. Hay que responder cuestiones como estas: ¿qué mueve a la gente a participar? ¿por qué va a “sacrificar” su tiempo en este proyecto? ¿qué puedo hacer para conectar con sus motivaciones?
Aquí conviene cuidar lo que un amigo llama el “Efecto Bareto”, y que viene a decir: “si el sitio está vacío, no va a entrar nadie”. Este es un problema común que explica el fracaso de muchas iniciativas 2.0 que se publican vacías a la espera de que se apunte la gente.
Para romper el círculo vicioso, es necesario crear primero una masa crítica de “trabajo-ya-hecho” que atraiga a los usuarios, o siguiendo el símil anterior, invitar a amigos de confianza a que vengan primero a animar el bar para que el resto se atreva a entrar.
2. ESTRUCTURA
Una vez que conseguimos que la gente nos visite, le motive la propuesta, y quiera “jugar”; tenemos que ofrecerles un espacio bien concebido, donde las interacciones se perciban de forma intuitiva y les inviten a realizar tareas.
Los espacios sociales de innovación necesitan de una estructura, una organización temática y un diseño de interacciones que hagan al visitante sentirse pronto en un territorio familiar.
Un elemento crítico es granular las tareas, para que cada cual ajuste su disponibilidad a distintos grados de dedicación: tareas pequeñas y rápidas para gente con prisa (p.ej. votar), tareas exigentes para gente más comprometida (p.ej. comentar).
3. FILTRADO
Suponiendo que ya hemos conseguido un nivel de visitas alto, y que los usuarios muestran un grado de interacción elevado, es decir, que “participan” de verdad; el siguiente requisito es que la información y el conocimiento generado se filtren de algún modo.
Hay que prever mecanismos de evaluación, selección y jerarquización de las ideas, para traducir la cantidad en calidad. Nos guste o no, el éxito de los ESIs depende no solo de la creatividad y el ingenio de los participantes, sino también del rigor y la eficiencia con que se filtren las contribuciones.
4. SÍNTESIS
El filtrado de las buenas ideas es condición necesaria pero no suficiente para extraer valor de los espacios participativos. Dicha arquitectura debe dotarse también de “capacidad de síntesis y agregación”.
Los mejores resultados de la Inteligencia Colectiva no se producen de forma aditiva, sólo sumando ideas, sino por la vía de la integración, de la síntesis de ideas.
Para que eso se consiga, el sistema debe modelar interacciones (concebir “algoritmos participativos”) que contribuyan a traducir la dialéctica colectiva en decisiones concretas y en soluciones de más valor que las opiniones aisladas.
Por eso James Surowiecki insiste en que tiene que haber un mecanismo que integre y sintetice las aportaciones individuales y las convierta en un resultado colectivo: “It needs a way of summarizing people’s opinions into one collective verdict”.
Nota: Lee este post en Inglés (Read this post in English)